Es probable que los Bomberos durante los actos de servicios estén expuestos a un sin número de energías que tiene un alto potencial de producirles lesiones. Una de estas energías es la calórica, que se desprende del fuego de los incendios y que está claramente identificada, ya para la cual se cuenta con medidas de control de los riesgos tales como ropa, cascos, botas, esclavinas y guantes protectoras. Pero ¿qué pasa con otras fuentes de energía? ¿Las que no son tan evidentes?
Recordemos un accidente grave, la Compañía concurrió, de noche, a un llamado estructural de un kiosco que vendía frutas a la orilla de la carretera, estaba instalado en un sitio eriazo sin postes de alumbrado a la vista. Cuando los Bomberos desplegaron las mangueras y lanzaron agua, recibieron una fuerte descarga eléctrica, perdieron la conciencia y requirieron hospitalización.
¿Cómo fue que recibieron la descarga eléctrica si toda la verificación visual indicaba que no era posible que esta energía estuviera presente?
La respuesta vino después, los dueños del kiosco habían hecho una instalación eléctrica casera bajo tierra, la que estaba conectada a un tablero eléctrico de una parcela cercana…
Así como este caso deben haber muchos otros en donde las fuentes de energía no son tan evidentes o no fueron identificadas oportunamente, podemos construir un listado con su potencial riesgo:
• Muros debilitados por el agua y el fuego; aplastamiento.
• Airbags sin activares de los vehículos mientras se efectúan las maniobras de rescate, golpean a los rescatistas
• Trabajos en altura sobre techos o usar escalas, caídas.
• Pozos, piques o norias sin señalética o demarcación, caídas.
• Explosivos almacenados o transportados ilegalmente, detonación, deflagración
• Productos químicos (cianuro por ejemplo) almacenados o transportados ilegalmente, intoxicación, envenenamiento
• Energía eléctrica, electrocución.
• Estructuras colapsadas, aplastamiento.
• Rodados, caídas de rocas, derrumbes, aplastamiento.
• El tránsito de vehículos alrededor de la emergencia, atropellos.
• Gases inflamables, explosión.
• Conducción de vehículos de emergencias, choques, colisiones, volcamientos.
• Hoyos con brasas o rescoldos, quemaduras.
Y así cada uno de nosotros y basados en la experiencia podremos seguir agregando estas fuentes de energías, que cuando interactúan con las personas provocan lesiones, enfermedades o daños.
Es importante que en cada llamado, los Oficiales y Bomberos no tan solo hagan una verificación de las energías obvias o visible, sino que también deben actuar pensado en que pueden haber algunos peligros ocultos, con fuentes potenciales de energía, incluso proveniente del mismo equipo que están utilizando (escalas, herramientas en mal estado, carros con los frenos defectuosos, mangueras rotas, etc).
También se debe considerar los hábitos y acciones de los propios Bomberos, uno sin experiencia es probable que se exponga más y uno más antiguo sea más osado o se encuentre acostumbrado al riesgo y tenga una percepción más baja de los peligros.
En el entrenamiento se debe practicar en la identificación de toda las posibles fuente de energías que potencialmente pueden producir lesiones.
